Historia del municipio
Icod de los Vinos
Siglos de historia viva entre dragos, volcanes y viñedos
Enclavado en el noroeste de Tenerife, entre el Teide y el Atlántico, Icod de los Vinos es un destino que lo tiene todo: naturaleza exuberante, cultura viva, tradición vinícola y una historia que se respira en cada rincón. Hogar del emblemático Drago Milenario, símbolo de Canarias, este encantador municipio invita a descubrir su legado guanche, sus vinos con siglos de historia, una gastronomía auténtica y fiestas populares llenas de identidad. Desde la Cueva del Viento hasta la Playa de San Marcos, Icod no solo se visita: se vive.

Época prehispánica
Para entender su esencia hay que viajar más de cinco siglos atrás. Icod fue parte del antiguo menceyato guanche de Icoden, uno de los reinos prehispánicos de Tenerife, gobernado por los menceyes Chinchanairo y Pelicar hasta la conquista castellana en 1496. Tras la llegada de los colonos, principalmente portugueses, el territorio se transformó en una próspera comarca agrícola, famosa desde entonces por sus vinos.

Raíces vinícolas y consolidación
Desde el siglo XVI, Icod de los Vinos destaca por su producción vinícola, origen de su nombre. La fundación de la Parroquia de San Marcos en 1515 y el desarrollo de una actividad naval propia impulsaron su crecimiento. En los siglos XVII y XVIII vivió una etapa de prosperidad gracias al comercio con América, pese a epidemias, erupciones y grandes incendios. En 1768 se forma su primer ayuntamiento elegido, consolidando su estructura civil.

Consolidación y modernización
En el siglo XIX, Icod se convierte oficialmente en municipio independiente y consolida su estructura económica. Se inaugura el cementerio municipal y nacen los primeros periódicos locales. En el siglo XX, alcanza el título de ciudad (1919) y se moderniza con mejoras urbanas, impulsadas por el turismo. El Drago Milenario es declarado Monumento Nacional y su casco histórico, Bien de Interés Cultural.

Patrimonio y proyección
En el siglo XXI, Icod de los Vinos refuerza su identidad con la aprobación de su bandera oficial (2002) y la declaración de su casco histórico como Bien de Interés Cultural. Forma parte de importantes espacios naturales protegidos, combinando legado histórico y desarrollo sostenible en un entorno único.
Hoy, con un casco histórico declarado Bien de Interés Cultural y rodeado de espacios naturales únicos, Icod combina pasado y futuro en un entorno lleno de vida y patrimonio.